
¿Eres una empresa española? Estos son los desafíos económicos de 2017
Es importante saber de dónde venimos para conocer hacia dónde vamos. Por eso, analizadas las principales claves de la economía española en 2016 y su evolución, toca reflexionar sobre lo que nos espera para 2017. Para ello, valoramos los pronósticos teniendo en cuenta los 6 indicadores destacados en nuestro artículo sobre el balance del año que acaba.
Menor crecimiento del PIB. El año que entra será de menor crecimiento económico porque el PIB español ya no se beneficiará tanto de ciertos factores que permitieron el avance en 2016, como el mayor coste de algunas materias primas, el menor crecimiento del resto de países europeos y un repunte de la inflación, entre otros. Este es un escenario a tener en cuenta por parte de las empresas españolas, especialmente las exportadoras. Las previsiones del Gobierno, según su último escenario macroeconómico incluido en la propuesta de Presupuestos, estiman un incremento del PIB del 2,5% en 2017, siete décimas menos que este año.
Empresas más innovadoras y de mayor tamaño. Es imposible predecir el comportamiento exacto de la creación de empresas en 2017 pero, con las actuales previsiones económicas sobre la mesa, es probable que no sean tan buenas como el año que acaba, aunque todo dependerá de cómo afronten los empresarios los desafíos que se avecinan, entre los que cabe destacar la adaptación al entorno digital, que ya afecta a casi todas las esferas de la empresa, además de la mejora de la competitividad internacional a través de una mayor inversión en innovación, como recomienda la OCDE en su último informe de coyuntura. Además, las empresas españolas deberán ganar en tamaño para converger con sus homólogas europeas. De hecho, en España se considera gran empresa la que supera los 6 millones de euros, mientras que en Europa esa denominación engloba las que ingresan más de 45 millones.
El desempleo seguirá bajando. La paulatina reducción del nivel de desempleo será una de las tendencias que se mantendrán en 2017 y el Ejecutivo espera cerrar el próximo ejercicio con una tasa del 17,6%, dos puntos por debajo de la proyectada para 2016. Pese a este dato positivo, supone una corrección respecto del 16,6% previsto en las proyecciones realizadas en agosto, debido a la desaceleración del crecimiento económico. Según la OCDE, el mercado laboral español deberá mejorar su cualificación y productividad.
Menor empuje de la demanda interna. Su contribución al PIB (2,4%) será de siete décimas inferior al 2016, por lo que ello tendrá consecuencias sobre el crecimiento. Sería necesario impulsar el consumo interno a través de una política fiscal expansiva, pero la elevada deuda pública y la obligación de rebajar el déficit limitarán el margen de maniobra. Algunos organismos internacionales ya están sugiriendo que España deberá elaborar un plan fiscal a medio plazo para una mayor sostenibilidad y que vaya acompañado de reformas en la estructura fiscal y del gasto. Así que las empresas tendrán que estar atentas a estos posibles escenarios.
La amenaza del Brexit. La debilidad de los principales destinos comerciales de las exportaciones españolas recortará las expectativas para el sector exterior español, que ya notó en 2016 una desaceleración que ha contribuido en menor medida al PIB. A esto hay que sumar el desafío que supone el Brexit, un fenómeno que no solo impactará en las cuentas de Reino Unido, sino también de sus socios europeos, incluida España.
Reducir la deuda pública y el déficit. La previsión es que el déficit público baje por debajo del 4% del PIB en 2017, para lo cual se deberán poner en marcha los ajustes aprobados por el Ejecutivo. Esto se suma al elevado endeudamiento de las Administraciones Públicas, que supera el 100% y que necesitará reducirse para aminorar el impacto de los intereses. Lo que sí parece previsible es que el apalancamiento privado continúe con su continuo descenso.