Cierre contable: 6 principios para lograr la excelencia
Ahora que se aproxima el cierre de año contable 2016, es momento de hacer revisiones en nuestras cuentas para asegurarse de que reflejan la imagen fiel, tanto de la situación patrimonial y financiera como del resultado empresarial. Esto es, lo que en la jerga profesional se conoce como aplicar los “principios contables”, que son los siguientes:
- Empresa en funcionamiento. Se considerará que la gestión de la empresa es prácticamente indefinida. En consecuencia, la aplicación de los principios contables no irá encaminada a determinar el valor del patrimonio a efectos de su enajenación global o parcial ni el importe resultante en caso de liquidación.
- Prudencia. Únicamente se contabilizarán los beneficios realizados a la fecha de cierre de ejercicio. Por el contrario, los riesgos previsibles y las pérdidas eventuales con origen en el ejercicio o en otro anterior deberán contabilizarse tan pronto sean conocidas.
- Devengo. La imputación de ingresos y gastos deberá hacerse en función de la corriente real que los mismos representan y con independencia del momento en que se produzca la corriente monetaria o financiera derivada de ellos.
- Uniformidad. Una vez adoptado un criterio en la aplicación de los principios contables dentro de las alternativas que, en su caso, estos permitan, deberá mantenerse en el tiempo.
- No compensación. En ningún caso podrán compensarse las partidas de activo y del pasivo del balance ni las de gastos e ingresos que integran la cuenta de pérdidas y ganancias.
- Importancia Relativa. Podrá admitirse la no aplicación estricta de algunos de los principios contables siempre y cuando la importancia relativa en términos cuantitativos de la variación que tal hecho produzca sea escasamente significativa y, en consecuencia, no altere las cuentas anuales como expresión de la imagen fiel.
En los casos de conflicto entre principios contables, deberá prevalecer el que mejor conduzca a que las cuentas anuales expresen la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y los resultados de la compañía.
Sin perjuicio de lo indicado en el párrafo precedente, el principio de prudencia tendrá carácter preferencial sobre los demás principios.
Estos son principios contables conocidos por todos, pero olvidados por muchos, de forma que cuando rascamos un poquito en los estados financieros de algunas empresas ya no somos capaces ni de realizar un mínimo análisis, dado que nos encontramos con algún registro estirando la norma al límite, que puede desvirtuarlo.
Por muy técnica que parezca, la aplicación de dichos principios es de sentido común. Hoy estamos en el mundo de la información veraz, consistente y real, donde la transparencia es una necesidad, donde la información facilitada por las empresas debe ser impecable y donde, como dice el refranero, “al pan, pan y al vino, vino” y “al César lo que es del César”.