No es lo mismo ser rico que desarrollado: por qué la mayor inversión directa extranjera se la lleva Europa
Posiblemente por el titular de este artículo ya intuirás qué te vamos a contar. El maná de petróleo en diversos países de Oriente Medio y Asia ha transformado su economía de una forma radical en las últimas décadas, convirtiéndolos en poseedores de grandes reservas de divisas y en importantes agentes de la inversión directa extranjera en economías occidentales y emergentes.
Ese enriquecimiento se nota en las rentas per cápita de esos países, situadas en lo más alto del ranking mundial según los datos del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el World Factbook de la CIA. Para muestra un botón: Catar, un pequeño estado del tamaño de la región de Murcia, tiene una renta superior a los 140.000 dólares anuales por habitante, casi cinco veces la española. Otros países petroleros que se sitúan en las primeras posiciones son Brunei, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Baréin.
Entre los países petroleros también se encuentra uno que la mayoría de la gente no ubica como tal, que es Noruega. Pues sí, el país nórdico es uno de los mayores productores mundiales y el que atesora una de las reservas más abundantes. Sin embargo, todos lo asociamos a otro modelo, a otra etiqueta que poco tiene que ver con los petrodólares. Esto es así porque el modelo económico y social noruego es muy diferente de los países orientales y también porque es más próximo a nuestra cultura y estilo de vida.
Europa, a la cabeza en IDH
Sin embargo, Noruega también tiene algo que el petróleo por sí mismo no da: un elevado índice de desarrollo humano (IDH). De hecho, el suyo es el más alto del mundo (0,944 sobre 1), una posición que consolida año tras año.
En el IDH se tienen en cuenta diversos factores, como la esperanza de vida al nacer, el promedio de años de escolaridad y años esperados de escolarización, así como el ingreso familiar disponible o el consumo per cápita. Es un indicador que se usa para saber si un país es desarrollado, en desarrollo o subdesarrollado, y también para medir el impacto de las políticas económicas sobre la calidad de vida.
Los países mejor colocados en lo que a IDH se refiere, además de Noruega, son Australia, Suiza, Dinamarca, Países Bajos, Alemania, Irlanda y Estados Unidos, entre otros. Una primera conclusión salta a la vista: Europa se lleva la palma en cuanto a nivel de desarrollo, es decir, a cómo la economía influye en la vida de las personas y en la sociedad en su conjunto.
La inversión se va a los más desarrollados
Este indicador, aunque no lo parezca en un primer momento, es un dato muy a tener en cuenta para la toma de decisiones empresariales y para determinar los flujos de inversión directa extranjera. De hecho, no es coincidencia que los países que más recursos reciben del exterior sean los europeos, con Reino Unido, Alemania, Bélgica, Suiza, Francia, Irlanda, España y los Países Bajos en las primeras posiciones, así como otros con un IDH muy elevado, como es el caso de Estados Unidos, Canadá y Australia.
Los indicadores sociales, aunque no siempre han sido decisivos para la activación de inversiones públicas y empresariales, serán cada vez más importantes, especialmente con el auge de Internet y de empresas innovadoras con una dimensión más social. Tal y como demuestra un estudio del Foro Económico de Galicia, las comunidades autónomas españolas con una mayor inversión en I+D son también las que cuentan con una mayor base de empresas tecnológicas, lo cual supone, al mismo tiempo, una de las claves para preparar la economía para los retos del presente y el futuro.
Al poner todos estos factores encima de la mesa, nos encontramos con que riqueza ya no es sinónimo indiscutible de desarrollo. La riqueza puede agotarse como el petróleo, pero el desarrollo es algo más social, inherente al ser humano y a su capacidad de superarse. Es por este motivo que se explica la gran riqueza de pequeños estados sin recursos, como Mónaco, Luxemburgo o Suiza y también es la razón por la que los petrodólares ya hace años que se están diversificando con el objetivo de adecentar el terreno para lo que viene.